Tengo la nariz, las manos, la esperanza y las ganas congeladas.
Todo es más un "no" que un "adelante" cuando hablamos de sonreír por los pequeños detalles.
Y se me saltan los sentimientos al ver a los dos viejecitos cogidos del brazo mientras caminan solucionando el mundo, debo estar a falta de abrazos.
Mejor no seguir pensando.